En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No piensen que vine abolir las leyes y los profetas”. No vengo para abolir, pero para darle total aceptación. En verdad yo le digo: antes que el cielo y la tierra dejen de existir, ni una letra o vírgula serán tiradas de la ley, sin que todo se cumpla” (Mateo 5,17-18) 

Palavra de Salvación!

 
Esta es nuestra salvación, porque la palabra de Dios, la Ley del Señor fue escrita a nuestros corazones con letras de fuego. A partir del sacrificio de Cristo, nosotros no solo recibimos esta nueva ley, recibimos también la gracia de cumplirla, la gracia de actuar concretamente en nuestra vida la ley del Señor Dios, que para nosotros es camino de salvación, es experiencia de vida plena. Sabemos que el amor tiene sus reglas próprias, el amor no es desordenado, no existe aquella idea de que “Yo amo lo hago lo que quisiera”. No, eso no es amor! Yo amo y hago lo que necesito hacer. El amor tiene sus exigencias, el amor tiene sus sacrificios, sus renuncias. Y Jesús vino, Él mismo dijo” – Dar cumplimiento de ley mayor”, que es dar la vida por aquellos que se ama. 
No es una cosa teórica, pero está en el concreto de nuestra vida, lo que es dar la vida por Jesús? Es hacer lo que El pidenos, es seguir sus mandamientos, es seguir sus preceptos, es vivir una vida justa, una vida con honestidad. Eso es cumplir la Ley de Dios. 

Muchas veces, la verdad de la palabra de Dios, revela la verdad frágil y miserable de nuestros corazones.

Y eso no es una imposición dramática que está detrás de nuestras espaldas, pero es una imposición interior, porque quien ama quiere hacer al otro feliz, quien ama quiere realmente dar su vida por el otro, y es eso que nosotros precisamos hacer con el Señor. El dijese que la Ley y los profetas hacen tocar en nuestra miseria, porque, cuando abrimos la palabra de Dios, nosotros confrontamos con la verdad, y muchas veces, la verdad de la palabra de Dios revela la verdad frágil y miserable de nuestros corazones.  

Entonces, cuando usted hace el ejercicio de abrir la palabra de Dios, y meditarla, no asuste, pues el primer movimiento es justamente descubrir sus miserias y sus flaquezas, es eso la ley y son los profetas. Pero no paramos ahí, porque ahí es que entra Cristo, entra con su fuerza que nos hace tocar en el amor, en la fuerza que nos hace salir de las situaciones de nuestros pecados, tener esperanza de vencer nuestras limitaciones y entender que es posible si practicamos aquella palabra. Es posible si dejar un vicio, dejar un pecado. Por motivo de la ley de Cristo nos abrió no solo la palabra de Dios, sino abrió la posibilidad, el camino para vivir la palabra de Dios. 

Entonces, no asuste, no afaste, no deje el camino del Señor cuando usted confronte su vida con la palabra de Dios, porque la gracia de Dios ha de venir con su auxilio y ayudará usted a practicar aquel que usted lee y medita. 

Sobre todos ustedes, la bendición de Dios todo poderoso. Padre, hijo y espíritu Santo. Amém!