“El patrón le contestó: «Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te voy a confiar mucho más. Ven a compartir la alegría de tu patrón” (Mt 25, 21)

La parábola que estamos escuchando en el día de hoy, la del administrador que confió la administración de sus bienes a los empleados, nos pone en la centinela de la vida para que podamos ver como estamos administrando la propia vida.

Todo nosotros tenemos talentos, todos tenemos capacidad y dones maravillosos. Es verdad que, algunos pueden desarrollar más talentos, mas es maravilloso ver como la persona que parece menos talentosa, sobresale. Eso porque ella se aplica; es determinada; lucha, se esfuerza y da lo mejor de sí. Ahora, hay aquel siervo malo y perezoso que se acomoda, que simplemente quiere ver la vida pasar, es orgulloso, confía en sí mismo, cree que es capaz, entonces, se hace de victima, eso es aún peor.

Tomemos cuidado porque es una tendencia muy grand en estos tiempos en que vivimos para, ser victimas. Victima es cuando la persona vive se lamentando como: “Yo no he dado cuenta porque sufrí mucho en la vida”. Cuando la gracia que Dios nos da es para superarnos todas las situaciones que pasamos en la vida.

La gracia que Dios nos da es para superarnos, es para superarnos todas las situaciones que pasamos en la vida

Hay personas que vieran de una miseria profunda y salieran de la miseria, lucharan y combatieran; hay personas que pasaran por desastres en la vida y los superaran; hay personas que vivieran calamidad y reclamación. Ellas no salen de los traumas que pasaran porque viven siempre en aquel mismo lugar, ellas no crecen, no levantan, no producen frutos, porque viven con una lamentación guardad y siempre que pueden están reclamando.

Yo sufrí en mí infancia, no tuve padre, pero no puedo vivir de disculpas. Por supuesto que falta, por supuesto que sentí, pero la gracia de Dios es la gracia para superarnos. Por eso, no importa el talento que tu has recibido.

Padre, no cuiden de los hijos para ser siervos malos y perezosos, como dijo el Evangelio. Es necesario cuidar de los nuestros y producir frutos para cuidar de nuestros talentos e ir delante.

La tentación de los tiempos es la de acomodar, haciéndonos de victimas y no superar todo lo que ya vivimos en la vida.

¡Dios te bendiga!