16 Mar 2020

La gracia llega para el corazón que acoge Dios

“Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra” (Lc 4,24).

Jesús nos cuenta dos hechos importantes. Te recuerdas que, en la época del profeta Elias, cuando no llovía hace tres años, hubo mucha hambre, él no fue enviado a ninguna otra persona, pero él fue enviado a una viuda de Sarepta, en la Sidonia. Es decir, en una región, una viuda que tampoco hacia parte del pueblo judío. Del misma forma ocurrió con el profeta Eliseu, porque había muchos leprosos en Israel, pero ningún leproso fue sanado aun que sea Naamã, el sírio.

La gracia de Dios llega para el corazón que acoge y se abre. La gracia de Dios no llega para quien se apropia y se cree dueño de Dios, de las cosas de Él, propietarios de la gracia de Dios. Algunas personas se apropian hasta del Espíritu Santo y se creen dueñas de la Palabra de Dios, del Reino de Él; y la gracia del Señor no ocurre, porque no podemos apropiarnos de Él. Es Dios quien se apropia de nosotros, Él debe tomar posesión de nosotros, es Dios que viene habitar en nosotros para guiar nuestra vida.

¡Muchas veces, en nuestras iglesias, convivencias, grupos y relaciones, la profecía y la gracia de Dios no son recibidas! Ellas son rechazadas, porque fue en Su patria, fue en Nazare que Jesús fue expulso de la sinagoga. Fue en Nazare que llevaron Jesús a un alto monte para poder lograr a un precipicio, porque rechazaron a Él, no acogieron.

La gracia de Dios no llega para quien se apropia y se cree dueño de Dios

La Palabra de Jesús viene, muchas veces, en contraposición a lo que queremos, creemos lo que creemos que debería ser. La Palabra de Dios molesta, mueve con nuestras estructuras de aquellos que creen que todo pueden, y quieren que el mundo y el Reino de Dios sea de tu forma.

O acoges Jesús con la mensaje de Él o rechazas. O tu acoges la mensaje de Jesús con lo que Él quiere hacer o tu adultera la Palabra de Jesús en favor de tus intereses, de tus pretensiones e ilusiones, y así tu vives el Reino de tu forma, pero es el Reino que Jesús trajo hasta nosotros.

Convertámonos, acojamos Jesús que vino y viene siempre hacer todas las cosas.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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